La protección del consumidor salvaguarda el bienestar y los intereses de los consumidores mediante la educación, la movilización y la representación. La protección de los consumidores garantiza que éstos tomen decisiones bien informadas sobre sus elecciones y tengan acceso a mecanismos eficaces de reparación. También presiona para que las empresas garanticen la calidad de los productos y servicios que ofrecen.